Que sea espectacular o que no sea
Una piadina sin gluten, un queso mordido y un poco de miel eran su desayuno apurado de domingo sobre el bondi que la llevaba al pueblo. Casi correr (y que se entienda el casi porque negada estaba a correr tan cargada) la había llevado a sentir la remera pegada en todas las partes mojadas de sudor. Debía llamar a su madre para darle explicaciones, era la primera vez que llegaba tarde a un evento familiar importante y sin dudas, algo de miedo tenía. Su madre era una mujer generalmente tranquila y sonriente, sus harapos flotaban al caminar con los pies enraizados en la tierra mientras se movía por el pueblo. Pies descalzos que la caracterizaban a cada paso. Su niñez había transcurrido en una casa de campo rodeada de vacas y plantaciones de papas, donde había tenido la oportunidad de oler las flores del jardín de su abuela cada mañana fría y de ir a caballo a la escuela con sus hermanos. Una pensaría que después de haber vivido, estudiado y trabajado en la ciudad, la costumbre o la presió...