Es que puede ser

Sintió los ojos cansados después de un dia de computadora sin final. A cada hora bajaba los hombros y escuchaba el craqueteo de sus contracturas intentando reorganizarse. Estaba despierta? Miró su mesa de luz, un cenicero y tres colillas de tabaco. Habia empezado a usar filtro y se sentía mejor. Una vez más contemplaba sus manos amarillentas y los recuerdos de una adolescencia en compañía aún le hacian un hueco en el pecho imposible de rellenar. Seguía con ese mismo hueco diez años después. Respiró profundo una vez más y un crac sonó bajo sus hombros. Puso un poco de Bon Iver en el huevito que tenía conexión a bluetooth. Miró sus piernas y la invadió el deseo de llenarlas de tatuajes, el ultimo había demorado meses en sanar pero al menos fue antes del inicio del verano. Las tazas de café tiradas, vacías y un té que hizo hongos seguían en su escritorio al lado de la lapicera explotada envuelta en una factura que tomó con descuido, haciéndole imposible cambiar ese vestido que no iba a utilizar jamás. Bueno, ahora quizás si. Contemplo el panel lleno de frases que una vez dijo que iba a usar para su libro de poesía, que por suerte algunas habían hecho raiz y hoy podía decir que al menos tenía cuatro páginas. Cuatro páginas que, deja vou, cuatro páginas de un árbol. La muerte del árbol que enraiza las poesías en los libros que caen de su biblioteca. Los apila y ordena con la mirada, sabe que el celeste quedaría mejor al lado del que tiene las letras doradas porque la base de ese es azul. Quizas el violeta en el medio va mejor.

Tomó pequeños actos para salvar su mundo, como empezar a fumar con filtros. Como pararse en la cama e intentar tocar el techo. Como mandarle un mensaje a la psicóloga después de un año.  Se paró y buscó las hojillas y los filtros en el morral, el tabaco sobre la mesa de luz y empezó lentamente a armar uno. Tenía que sacarse el maquillaje. O quizás podría ponerse un poco más y salir a tomar una. Miró su celular, mensaje de dos grupos, uno de ellos de laburo. Basta. También Giulia le habia escrito, no tenía muchas ganas, pero le respondió. Encendió el tabaco. Giulia contestó. Estás pa algo hoy? Se miró en el espejo y se dió pena. Qué horrible sentimiento pensó, salir de ahí. Otro de los pequeños actos. Si, te veo en media en la esquina de tu casa. Terminó el tabaco, se vistió con su bombacha de encaje negro que la hacia sentir un poco mas sensual y un jean que estaba un poco sucio pero a quién le importa. Se pintó los labios, metió todo en la cartera, chequeó una vez y salió.

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