Correr
Hace dos días que no tengo hambre, es más, algunas cosas me dan nauseas. Quiero pensar que es la resaca del jueves, resaca de Fernet o del pedazo de chorizo que comí para hacer un chiste y me costó una quemadura con pielcita en el paladar. Se que no es algo embarazoso ni nada de eso, el sexo no ha sido mucho últimamente, casi nulo post mi última menstruación. Quizás tenga que ver con el reconocimiento de lo que quiero y no ingerir, o haya algo que me esté costando pasar por el cuerpo.
Otra vez volver al cuerpo y lo que no se puede digerir. Desde que escuché aquel podcast, pienso que a veces me gustaría tener a mi familia más cerca, a mis amigas en mi casa y mi confianza en crear algo.
Mañana tengo una jornada larga de rodaje y hay muchas ideas en mi mente, ideas de insuficiencia e ideas de comparación. Y ahí está la verdadera vuelta de las cosas. Pero son todo ideas.
Todas son todas ideas
Las ideas
Para algo voy a terapia.
Mi última sesión de terapia fue un viaje
Hoy estuvo fuerte dijo mi terapeuta
Si, hubo un momento en el que quise correr.
Si, correr. Hablamos de correr y del ideal sobre mis piernas listas para salir corriendo.
Escapándome.
Sin saber de qué.
O si sabiendo, de a poquito, desde dentro.
Escaparme, ser una persona atlética que pueda salir corriendo.
Lo más gracioso de todo esto es que ni siquiera me gusta correr.
Es todo un ideal, una idea-genial sobre lo que me gustaría ser.
Y ahí me pierdo, en mis ideales de mi misma, en lo que me gustaría ser. En la presión que le pongo a lo que me gustaría ser y en lo cómoda que me siento siendo lo que esperamos de mi. Me atormento preguntándome si me tendría que acercar a lo que me gustaría ser o si eso sería seguir perpetuando el ideal de ser de alguna forma.
Tener un cuerpo capaz de correr, nadar, subir las telas, los cerros, las montañas. Tener un cuerpo listo para la aventura, aunque esa sea comer arroz con leche con manteca de maní y miel en vez de pedalear kilómetros. O eso creo.
Me gustan las aventuras. Me gustaría que mis aventuras impliquen más correr y menos culpa. Me gustaría que mis me gustaría se hicieran realidad y no perezcan en la inmovilidad de plasmarlos en algún lado. No quiero refugiarme en mis me gustaría, y descubrirme una vez más en la paradoja del manifestar movimiento y con eso generar inmovilidad.
En realidad, me quiero mover, pero me cuesta hacerme cargo de lo que me gustaría porque todavía sigo descifrando que es lo que me gustaría.
Podría entrenar para correr, más de tres veces y descifrar si es lo mío o si es solo una idea linda.
Por lo pronto bailar.
https://www.youtube.com/watch?v=1Pbfvjkp84U
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