La bola luminosa
Se sienta. Se para. Va a poner el agua para el mate y de paso lo deja hinchando. No entiende muy bien como funciona este mate metálico, no le pertenece pero cree que le puede encontrar la vuelta en estos días de visita. La caldera no hace ruido, nunca hizo ruido. Ayer le contaron que la tienen desde que se casaron y que jamás utilizaron la tapa que chifla para avisarles que el agua había llegado a su punto. A veces se pregunta por qué sus padres toman estas decisiones aleatorias, pero cuando se mira para adentro descubre que ella también está llena de decisiones aleatorias.
Defiende sus por qué con una convicción fascinante, al menos para el resto, ella sólo las nombra. Se ha encontrado numerosas veces con personas que confían plenamente en lo que dice, en los consejos que da, especialmente cuando habla de la cocina y de medicina (la cocina medicina es un tema que le interesa pero sabe que aún no está disponible del todo para adentrarse, las modificaciones culinarias encienden viejas alarmas). Es directa, propio de su sol natal, pero intenta armonizarse para que el mensaje llegue de la mejor manera posible.
Vuelve con el mate ya hinchado y el agua que hirvió sin avisar. Prueba con empujar para abajo la yerba que se levantó y tiene fe en su pequeño experimento. La fe.
A ella le encanta pensar en la fe, aunque es la primera vez que piensa que le encanta pensar en la fe. Se acaba de dar cuenta, es un momento de apreciación de la luminosidad que a veces tiene. La fe. Ella cree en Dios y teme decirlo porque siente que no es muy propio de esta era agnóstica - si bien astrológica - en la que le tocó vivir. Igual se siente agradecida porque tiene la oportunidad de elegir, más acá o más allá, en qué creer. A veces piensa que Dios es un señor con barba blanca subido arriba de una nube, con cara de bueno y mirando a toda su humanidad, una imagen que construyó desde la niñez. A veces cree que Dios es una bola en llamas cual sol flotando en el vacío. Pero no es que esté en el universo, no. Es como si estuviera flotando adentro de las cosas vivientes. Como si dentro de las personas ella encontrara rayos, bolas o destellos de esa gran masa luminosa y fogosa que flota. Lo más parecido que se le ocurre es el Demogorgon de Stranger Things, que está en otro plano de la realidad, que se comunica en el inconsciente pero asoma al consciente y se manifiesta a través del cuerpo de lo vivo. Igual las plantas también lo tienen y no tienen consciencia, ni que hablar de los hongos. La teoría se modifica.
Le echa agua caliente al mate que se hincha y piensa que en este pueblo el tiempo pasa más bien lento. No puede creer que ya hizo tantas cosas en el día y que aún queda tanto por vivir.
Vuelve a escribir porque aún no se decide sobre sus ideas acerca de la divinidad. Tiene la certeza de que hay algo ahí, común a los seres vivos y a los minerales: Dios o sus ideas nuevas de Dios convertido en bola flotante. Sabe que esa bola no toma decisiones de acuerdo a qué tan bien se portan las personas, ni se encoleriza por caprichos mundanos. No cree que la bola haga ALGO por voluntad propia, pero cree en la existencia de la bola. Cree que puede tomar de la bola, hablarle y confesarle sus deseos, que la bola la ama y que ama en general. Y piensa que la bola también habita en los mosquitos y en los árboles, en la tierra, en las lombrices y en su abuelo, en Estela Medina y en la gente que se dedica a crear juegos de mesa. Piensa que está en las lágrimas que se le cayeron el otro día cuando pensó ¿en qué ando? con respecto a la divinidad.
Cierra los ojos, respira. Siente que la confianza en sus decisiones aleatorias están de alguna forma vinculadas a la bola y que gracias a eso puede transmitirlas con confianza. Su psicóloga le dijo que esta energía era ella misma, que era su ella ideal y que lo que hacía realmente era tomar de esa energía para aventurarse y confiar en sus instintos. Recuerda estas palabras y no descarta esta posibilidad, pero por más que tenga sentido, ella sigue creyendo en la existencia de la bola.
Toma los primeros mates y se da cuenta que hizo bien en tener fe - por lo pronto, el experimento funciona.
Al finalizar de escribir esto, busqué como se escribía correctamente Demogorgon y les invito al link Demogorgon - Wikipedia, la enciclopedia libre.
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