As de picas
Sostuvo la carta con su mano. Era la misma carta. Él lo sabía incluso antes de darla vuelta. Había sacado una vez más el As de picas. No puede ser, se dijo. Pensó en dejarlo todo por ahí, debía de ser un truco de todos los magos chantas; utilizaban la misma carta para engañar a la gente y él había caído nuevamente. Pero algo aún no le cerraba. Observó al mago, que tomó su carta con la mano izquierda y W percibió como la miraba de reojo para barajarla nuevamente en el mazo. En ese preciso instante, sus ojos se encontraron por un segundo antes de que el supuesto mago se pusiera la capucha gris, tomara la billetera del bolsillo de el buzo de W y saliera corriendo hacia el bosque. La puta madre, pensó W que echó a correr con toda la velocidad que le daban sus piernas. Hacía años que no salía a correr y estaba fuera de forma, pero también sabía que en casos de necesidad afloran las habilidades que no se saben que se tienen. Corrió, saltó, esquivó ramas, árboles troncos arbustos, estaba a punto de alcanzarlo cuando el mago paró súbitamente y W se dio de lleno contra él. Quedaron inmóviles uno sobre el otro en lo que parecieron minutos pero fueron apenas 10 segundos. 10 segundos que le dieron a W para pensar en si todo esto había sido una buena idea, si se iba a poder defender. Comenzó a pensar en que no tenía la fuerza suficiente para combatir al mago. Entonces, lo percibió, percibió el peligro que podía presentar estar en el medio del bosque con un desconocido que seguramente estaba armado y lo doblaba en fuerza y lamentó la estupidez de arriesgar su vida por unos documentos y un poco de efectivo.
Se intentó parar pero empezó a sentir que el mago vibraba, pero no era un temblor normal, no. Se estremecía, los músculos se contraían y volvían a temblar. W creyó que el golpe y la caída le habían generando una convulsión. Rápidamente lo dio vuelta con la intención de tomar su lengua, de hacer algo, pero no estaba preparado para lo que vieron sus ojos: la cara del mago completamente desfigurada, con la boca abierta y los ojos duros y blancos. Se tropezó para atrás, mientras el cielo se nublaba y un viento extraordinario azotaba el bosque, dejándolo todo gris, completamente gris.
El viento hizo que retrocediera unos pasos más y un súbito frío gélido se introdujo en sus huesos paralizándolo completamente mientras veía la cara del estafador comenzar a fundirse entre las hojas, de la misma forma que las estatuas de cera se derriten al calor; los ojos salieron de sus cuencas, el cráneo comenzó a hacerse notar bajo un líquido viscoso que antes había sido piel y que ahora rodeaba a W en una circunferencia perfecta.
No se podía mover pero sentía las lágrimas caer en sus mejillas frías, todo de si había quedado petrificado, tanto que no notó cuando sus pies se despegaron del piso. Extrañamente, una sensación de placer lo invadió mientras flotaba en el aire, se sintió verdaderamente amado, sintió una conexión profunda con todo lo que lo rodeaba. Sintió todo, hasta que dejó de sentir.
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