Las sedas sensoriales
Nos las sacamos. El tacto se vuelve liso, ¿dónde está lo que queríamos sentir? Si me pasás los dedos suavecito yo te juro que siento cosas, y ni siquiera tenés que tocarme la piel. No necesito que me toques la piel, solo que pases ligerito y de lejitos para que yo pueda sentir. Me los dejo así, como si fueran indispensables para vivir. Que me lo son te digo. Me lo son. No extraño nada más que sentir el agua chocando plana impávida sobre mis piernas blancas dándome ese sentido de extrañeza absoluta y abstrayéndome en las diferencias que radican en mi ser lampiña o peluda. No soy peluda, nunca lo fui. No es parte de mi identidad. El ginecólogo dice que si, que tendría que tener mucha testosterona para tener la cantidad de pelos que tengo al rededor de mi vulva. Pienso que mi ginecólogo se equivoca y que simplemente la gente tiende a cortarse el pelo o a depilarse para ir al ginecólogo. Para probarlo me hago los análisis y resulta que mis niveles de testosterona están bien, pero otros niveles hormonales no tanto. No pasa nada, si en algún momento quiero haré algo al respecto. No pienso tomar nada. Gracias. Al menos siento el agua que me choca de forma natural en las piernas y siento como la baba hace el trabajo de peinarme cual gato lavado. Tengo mis sedas sensoriales activas y vivas, largas hasta que me impiden disfrutar. A veces las corto un poco en un intento de comodidad, desencadenando un crecimiento desigual pero artístico. Yo pienso que son artísticos. Y pienso que somos como las moscas que invaden mi casa en el día de hoy, que percibimos desde ahí. Yo percibo desde ahí. Me sacas y pierdo algo, que me falta, que no soy todo lo que podría ser. La desidia me llevó a esto, la paja adolescente de no querer ni gastar el dinero de mi casa ni pasar por el dolor de no tenerlas. Duele cuando arrancan los árboles del norte. Un intento de metáfora nunca viene mal. Asumo que la gente piensa que es una cuestión de feminismo y agradezco que al cargarlo de horas de cuestionamiento, hoy lo sea, pero comenzó siendo pura negligencia inconsciente. Y noté que no hay mayores riesgos, sino más satisfacción y alguna mirada de señora asustada.
Todo esto mientras me cuestiono si tomar un mate donde habían pisado la bombilla un montón de moscas. ¿Acaso esto tiene la capacidad de darme algún tipo de reacción? ¿Acaso puede infectarme con algún virus o bacteria? ¿Acaso dio el tiempo para que una deposición de más de 400 huevos fuera hecha en la yerba que está presente desde hoy de mañana? De todas formas tomo, las posibilidades son infinitamente infinitas de todo, pero de esto, ninguna.
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