Ritual

Todo es blando, blanco y esponjoso. La bruma de ayer hoy ya no afecta tanto. Es como una pequeña casa que se encuentra en el medio de una colina, una colina especialmente verde con tintes de naranja porque es un atardecer y qué decir, a quién no le gustan los atardeceres. Pero esta bruma, por más que se parece a esa sensación de la cabaña en la colina, es una bruma más suave y más esponjosa. ¿Cómo puede ser? ¿Alguien sabe? 

La maestra dijo un acertijo y se encerró en su propia caja de zapatos abajo del escritorio. La maestra tiene una túnica y es así de blanca la bruma, es así de esponjosa y blanca. Aún no cobró y es por eso que carece de suavidad, pero tiene 2 manzanas y fideos en el mueble. Sobrevivirá. Buscará queso. El queso que le robó el ratón que se comió su gata Lola. La historia es siempre la misma. Queso, ratón, gata Lola. Hambre, fideos secos, ir a buscar queso. Y ahí vuelve, queso ratón gata Lola hambre fideos secos ir a buscar Queso ratón gata Lola hambre fideos secos ir a buscar Queso...

Ella está envuelta en su casa, que es su caja, que es el lugar al que va a descansar. Se encuentra en busca de la simpleza de mirar por un agujero que hizo con una trincheta y que tiene ese aspecto de casa infantil de cuentos en el bosque. Las 4 ventanitas, separadas por las líneas perpendiculares de los listones de madera de pino. Ella llegará al punto de desear que su caja de zapatos se convierta en un pequeño lugar en el monte y mientras mira por la ventana la bruma blanda, blanca y esponjosa se preguntará como es esa caminata. La caminata al monte. Hoy la bruma entra por la ventana y ella le da el inicio a la sesión. 

Se sienta y piensa en todo lo naranja que conoce, principalmente en el pequeño delantal que le regaló su abuela a la niñez. Abuela madre cariño y pan de nuez. Todo lo naranja que la envuelve la va llenando de carotenoides que comienzan a teñir la bruma a su alrededor. Sumergida en una bruma naranja con tintes rosáceos de tinta lavada, ella encuentra la creatividad suficiente para entregarse al flujo de lo que viene. Sabe que viene. Lo espera. Espera esa enredadera verde trepante primitiva e invasiva que se mete por dentro de los agujeros de su caja y que le pide que la acompañe. Después de tantas negativas profundas y con fundamento, hoy se va a poner ese delantal y encogida va a trepar por la enredadera y subir hasta sobrepasar la bruma y encontrarse con la canciller y decirle todo lo que piensa de las tartas de manzana y de la simpleza de abrazar gente extraña por la calle y la canciller le dirá todo lo que piensa de las maestras rebeldes y de la lluvia de estrellas que siente en su panza cada vez que mira el noticiero y ambas se van a mirar por horas como lo han hecho y van a entender que en realidad una es espejo de la otra y que el marco que enmarca lo que está marcado las bendice y les da la posibilidad de crearse y recrearse.

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