Sal de mar
Se tocó el pecho pegajoso de la sal del mar. Se tocó los brazos como se tocaba cuando percibía lo que la rodeaba, cuando la consciencia del estoy acá la invadía. Primero se miraba las manos y después se tenía que tocar como recordatorio de la percepción. Despues de recorrer los brazos fue a su panza, masajeando esos intestinos ardientes y revoltosos que no la dejaban en paz. El desconocimiento de qué era lo que estaba pasando la ponía en alerta y se sentía atrapada en esa sensación de llenura y malestar. ¿Qué mierda quería sacar de dentro de ella?
Miró el mar cristalino que se movía pacífico y una vez más se fascinó con los cuerpos semidesnudos al sol. Las señoras de 70 años que se redondeaban hacia abajo, los hombres peludos y panzudos con su piernas finas, las personas que parecían salidas de revistas, las que dieron a luz y las que estaban por hacerlo. Los cuerpos infantiles jugando en la arena con las piernas paspadas del roce. Llenos de protector solar. Miró los cuerpos con una envidia que no le pertenecía. Esos cuerpos sufrían también. Todos los cuerpos sufren. Se baten a duelo y parecen insuficientes.
Volvió a reconocer que todo el mundo habla de comida y esto no solo tiene que ver por estar en el país que más se habla de comida jamás. La gente habla de la gordura asociada a la comida desde un lugar de malestar dentro de la obligatoriedad del placer. La pasta. Ella escucha la palabra pasta al menos 10 veces por día y generalmente ligada al placer. La pasta y el mar. La pasta con mariscos. La pasta al pomodoro. La pasta que Lina les había enseñado a hacer el día anterior.
Se volvió a tocar y se sintió que el sol la había dejado menos pegajosa. Le dió lastima, ya no brillaban los pequeños diamantes en su piel. Aún así se sintió hermosa. Si, aunque ya no brillara, aunque su panza le pidiera ayuda, aunque las caderas siempre la sacaban de quicio. Se sintió hermosa porque el pelo le quedaba divertido al bañarse en el mar, porque estaba agarrando colorcito más allá de lo que dijeran les demás. Se sintió hermosa en generar ese momento, el propiciar las sonrisas. Por el sentido de unidad.
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