El llamado de domingo

Entrada. Ticket, puerta. Una entrada más. Una entrada de domingo como tantas otras. Hoy escribe y le duelen los dedos izquierdos, estuvo tocando la guitarra toda la mañana y piensa que puede ser esa la razón. Hoy es el domingo perfecto para pegarse un corchazo dijo K y la verdad que si, si estuviera más cerca, seguro este sería uno de esos días en los que las llamadas al 911 se hacen a las 19:19.

Ella percibe los números dobles como si fueran alguna señal de algo, más que nada desde que los deja vus se han hecho más intensos. Ella cree estar en el lugar exacto la mayoría del tiempo, es consciente que muchas veces no se siente así, pero elije creer. Esa frase que tanta gracia le dió, hoy la lleva tatuada en su costilla derecha "elijo creer". No la malinterpreten, ella se lo tatuó como un chiste, como un contenido irónico en su propio cuerpo, como la mayoría de sus tatuajes. Pero ahora empezó a cobrar sentido. Todas las cosas con un poco de tiempo y dedicación mental empiezan a cobrar sentido. Empiezan a cobrar vida. 

Por eso el cuando se encontró mirando el 11:11 en su celular por 5 día consecutivo, se decidió a volverse chamana. Las cosa no eran tan fácil, no estaba para nada cerca de ninguna comunidad que necesitara un chamán o que siquiera tuviera un chaman que pudiera enseñarle. Pero ella sintió el llamado y lo aceptó con la responsabilidad que se merece. Buscó en wikihow como practicar el chamanismo pero al leerlo se sintió interpelada. Cómo era posible que ella, de la nada, sin ninguna conexión ancestral con ningún pueblo originario se quería iniciar en  el chamanismo? Qué falta de respeto! Se sintió muy decepcionada de ella misma y de su blancura privilegiada de deseos neochamanistas.

Por eso, hoy domingo depresivo de corchazo, decidió rendirse. No hay página de internet que te enseñe las magias necesarias, no hay quién la acompañe. Pensó que la idea de convertirse en chamana no la iba a llevar a ningún lado, que no debía de ser por ahí. Cerro los ojos, hizo 3 respiraciones profundas y se concentró en escuchar sus entrañas. Una pequeña voz en forma de certeza le dijo: salí de acá. En vez de tomarlo como un insulto de su consciencia, le hizo caso y se dispuso a caminar por las calles del pequeño pueblo que la hospedaba. No se sorprendió cuando, a pesar de la lluvia, encontró una casa con la puerta abierta y unas señoras secando plantas en el interior. Ciao, posso entrare?. Certo, siediti, ti stavamo aspettando.

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