Un murito de piedra
La aparente tranquilidad. La tempestad. Todes saben cuál es el proceso previo a la tempestad absoluta, así como reconocen la calma después de la tormenta y de la devastación. Son las ramas de los árboles caídos, las maderas de los techos quemados, son las calles cortadas, la gente asustada. Lo que queda después de la tormenta puede ser visto de tantas formas diversas, como el fotógrafo de guerra que decide dedicarse a inmortalizar eso que se ha transformado en dolor y ruinas. Hay cosas que una vez fueron algo y hoy ya no lo son, son por siempre transformadas. La necesidad del duelo y del sentir cómo viene, así como el comenzar de cero, desde la transformacion.
Esas estructuras que están ahí una vez hospedaron gente; terminaron en cenizas gracias a una idea un poco estúpida pero con un objetivo de congregación. Estas estructuras base de 70 años se mantienen a pesar de estar imposibilitadas estatalmente a ser reconstruidas. Qué absurdo.
Me juzgo un poco porque vuelvo a hablar de la destrucción, pero me tiene una vez más entre un mate que se enfría y la ventana que me regala la blancura absoluta detrás de unos árboles deshojados y unos pinos de profundidades negras. Mi psicóloga siempre decía que lo bueno de tocar fondo es que después el único lugar que hay para salir es ir arriba. Es subir. ¿Será eso lo que hay que hacer? Subir, salire como dicen acá. Subir es salir.
Estos días he pensado mucho, ¿más que de costumbre? No lo sé, pero he pensado mucho. ¿Será el estar casi encerrada entre las montañas? Será que este es el tiempo que estoy ganando en crecer desde donde vienen tantas preguntas. Incluso el pensar en ganar tiempo me suena extraño y ajeno. Sé a dónde quiero ir con certeza y eso regocija mi alma. Sí, regocija ¿por qué no?
Y vuelvo a esas estructuras quemadas, que se transformaron en unos escalones donde tuvimos nuestra primera charla profunda con L. No tenía ni idea de que fueron construidas para otra cosa, pero encontré una belleza en la calidez del sol y de los oídos que abrazaron mis palabras. No volví a sentarme ahí porque qué frío, pero ¿será que es una responsabilidad que, desde la ignorancia, encontremos la belleza para que cuando tengamos el conocimiento sean solo las capas las que se agregan? ¿Podremos revalorizar lo que ya sabemos con experiencias y vivencias propias?
Está todo muy tranquilo, pero se siente llegar.
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