Mi piel
Me propuse escribir sobre mi piel todos los días por una semana. No lo logré, claro está. hay semanas en las que me es más fácil cumplir mis promesas y otras en las que no, no me molesta, estoy aprendiendo a abrazar mi TDAH autodiagnosticado. Es que no logre el objetivo principal, pero fui viviendo los procesos que me atravesaban a través de mi piel.
Para empezar, me gusta mi piel. Siempre me gustó. es suavecita y esta llena de lunares a los que por suerte no temo. Me gusta mi piel, de verdad, hasta los pequeños granitos en los costados de mis nalgas. Me gusta como se siente al contacto. Cuando era adolescente tenía esta verguenza inconmensurable por mis estrías decorando la parte interna de mis piernas o los costados de mi cadera, ahora me parecen un tatuaje blanco, una decoración. boh, casi ni se ven porque son blancas. Y yo también.
Escribir del color blanco de mi piel me hace inmediatamente hablar y pensar en su sensibilidad. Una vida de protectores +50, del olor del sundown y de "ustedes se tienen que cuidar mucho del sol". Constantes chistes sobre mi presencia o no en la playa o de tener que cambiarme el apellido a Blanquín. Por suerte, o por reconocimiento del privilegio, nunca me molestaron así mucho, menos aún cuando un novio adolescente me dijo que le gustaba mucho mi piel, porque era única, especial. Me hacía de algún modo brillar, rebotar los rallos solares y ser un farol en bikini por la playa. La verdad es que cuando fui a Montevideo me puso incomoda, me sentí aún más extraña, más extrajera, era observada diferente, no sabía cuales espacios habitar sin molestar con mi presencia blancuzca, asumir mi color de piel y evadir los espacios en los que pudiera ser una amenaza o molestia para quienes lo habitaban. Con el tiempo fui comprendiendo más, de a poquito y con un camino enorme por delante, como moverme con el mundo con mi cuerpo en su totalidad.
Cuando hacía sonoterapia, la sonoterapeuta me dijo que la piel era el primer órgano que se formaba junto con el cerebro, que iban juntos en el crecimiento y que estaban realmente ligados. No es para sorprenderse que hoy yo busque biodescodificarme para entender el por qué, porque yo siempre necesito de por qués. Miedo al rechazo, estrés, desvalorización de imagen. Si. La piel es reflejo de una salud física y mental interna, al mejorar nuestros hábitos de vida y favorecer el contacto social nos fortalecerá para hacer frente a la enfermedad y cuidar nuestro aspecto.
El problema últimamente o la cosa a solucionar, es el tema de los granos de mi cara. No pensé que era un problema en si, pero son bastantes y son molestos, pican y duelen. La cara, lo que primero ve la gente. Y? Y bueno, me hace sentir un poco incómoda. Es raro, porque me sigo sintiendo bien con la forma de mi rostro y su expresión, pero a veces paro y veo que mi piel quiere salir para afuera, se brota y al impedírselo duele. Quisiera decirle que todo estará bien, que ya podrá salir, que ya podrá expresarse. O quizás solo necesite sacar toda la rabia acumulada y explotar el pus que se comprime dentro.
Estos días estuve también un poco triste. Seguramente tenga que ver. Intento cuidarla como dicen las páginas de medicina biodescodificadora, más aún porque se que es un poco difícil en estas ocasiones, si cuidarla es saber alimentarme acorde a mis necesidades, está difícil. Cuando navego esta tristeza me quiero nutrir con toda la dulzura posible, más aún si es una dulzura artificial o chocolatosa. Encontré una alternativa a unos bombones de mouse y ron que giran por la casa, que me hizo recordar a uno de mis postres favoritos: la torta de ricota. No, no me hice una torta de ricota, pero me mezcle ricota con miel, pasas, nueces, cereal y canela. Suena random, pero increíble. No son bombones pero cumplen con el objetivo.
En fin, parece que también es importante es favorecer el contacto social. Es que por momentos el contacto social es impredecible y se siente peligroso. La incertidumbre de saber si sere o no abrazada como soy. La verdad es que hoy me vendría re bien un abrazo, pero acá no hay. Me queda abrazarme a mi misma, a la cone o andar a buscarlo por ahí, alguien seguro debe haber que entienda a la perfección cuando digo rojo.
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