Nadie te dice

Nadie te dice que todo es más chiquito. Las casas, los espacios, las calles. Hay menos luz en los lugares. Cuando vuelvas todo va a ser igual, te va a sorprender lo igual que está todo porque vos cambiaste y les demás no. Gracias personas por sus palabras, pero estoy francamente en desacuerdo. Cuando volvés todo es diferente, las personas cercanas y las que caminan en la calle. Nadie te dice que te encontrás con tu ropa después de tantos meses y te queda extraña. No por cambiar la forma del cuerpo, es que... de quién son estas pilchas? Por qué está esto en mi ropero? Las lágrimas caen por tu cara en tu cama grande de cuarto piccolo y desorden organizado en meses de ausencia. Esto no estaba así antes. 

Con los días y los abrazos desaparece el Jet lag. Las cosas se van volviendo más reales. Los olores ya no te sorprenden tanto y las palabras en tu lengua madre salen a la luz con mayor certeza. Algunos encuentros se sienten aún en una cercanía lejana, mientras otros parecen que estaban esperando a suceder. La mirada que ponés sobre las cosas es un poco diferente, te sorprenden los cortes de pelo y las sonrisas. La gente también te mira diferente.

A veces dudás. Entre las preguntas del por qué estoy acá se desoblan esas de donde está la familiaridad que me esperaba encontrar con tanto fervor. No hace una semana que estoy acá y en llamadas y audios perdidos, te extraño. Y me extraño de antes. Y es extraño porque mi ansiedad se siente tranquila y me vuelvo mi propia amiga, me entiendo, me doy tiempos. De dónde salió toda esta inteligencia emocional? Quizás pienso que estoy procesando todo como una campeona, pero en realidad estoy encajando cualquiera. Un poco debo de estar desencajando, un montón me gusta. Es como si el viaje nunca terminara, qué afortunada.

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