el número 4
La cara le picaba y un poco le quemaba, estaba caliente. ¿Qué era? ¿El ómnibus de ayer de madrugada con el calefactor a mil? ¿La sequedad de su nueva casa? Hoy se sentía extraña, con ganas de ir al baño y de llamar a su mamá. Los lectores podrían preguntarse si hay algo extraño en estas dos cosas, pero aún no conocen su cronograma intestinal ni la relación con su madre. No vamos a hablar de la inestabilidad de sus heces, pero podemos hablar de la relación con su madre, porque seguro a alguien le puede llegar a interesar más. ¿Qué decir? Su madre es un personaje (¿no somos todes un personaje?). En fin, la típica mujer de cincuenta y tantos a la que le podemos decir “personaje” como si fuera un adjetivo. Sagitariana en harapos y en libertades, casa de inciensos y puntos de energía. Hace zumba, equitación y lee a viejes en asilos de ancianos. Había trabajado como policía, pero la jubilaron antes porque se hizo mal a las rodillas y algunos doctores catastrofistas le dijeron que, si seguía...