Anastasia
No se imaginaba la respuesta que ella le iba a dar mientras la miraba desde los últimos bancos de la iglesia. Se imaginaba otras respuestas, pero no esa. La iglesia de los domingos se encontraba llena un jueves y ella estaba ahí. Ella. Hacia años era parte de esa congregación y nunca la había visto en ese contexto. Hacía años no la veía. Un poco después de la muerte de su esposa se había propuesto estar más cerca de alguna religión, nunca había sido muy creyente en nada, pero sentía que a las personas que creían mucho en Dios no le pasaban tales desgracias. Obviamente que frecuentando la iglesia comenzó a darse cuenta que todo el mundo, independientemente de su credo, viene acompañado por las miserias. Empezó a dudar un poco de todo esto de Dios y su funcionamiento, pero el conocer personas nuevas y maravillosas, lo llevó a tomar la decisión de quedarse en esta comunidad eclesiástica. Gente linda, decía. Por ejemplo Juan Carlos. Juan Carlos había sido el cocinero del restaurant del pue...